Un video corto, pero contundente. Míralo, da en su punto.
El genio, minimalista, y multipremiado compositor, Rick Rubin, nos comparte esta fantástica reflexión sobre su proceso creativo.
Fuente: "60 minutes"
Rick Rubin es un artista. Quizás pienses: sí, cuando haces arte, la inspiración viene primero y la audiencia después. Vale para los artistas.
Sin embargo, esto también aplica en nuestra profesión y como abordamos nuestro trabajo a la hora de crear. Porque a lo que sea que te dediques, en muchas ocasiones tienes la oportunidad de crear. Vamos al tema-
-Rubin :"La audiencia viene en último lugar". - Anderson Cooper (entrevistador): "¿Cómo puede ser?" - “Bueno, la audiencia no sabe lo que quiere. La audiencia solo sabe lo que ha visto antes”, responde Rubin.
La audiencia viene en último lugar. ¿Qué significa?
Se trata de no subordinar tu idea al mercado, sobre todo, al comienzo de la misma. Cuando digo idea, me refiero a mensaje, producto, servicio, lo que sea que quieras crear. Si nos enfocamos en el mercado antes de darle lugar a la inspiración (=idea), seguramente cortaremos el proceso creativo. Y no dejaremos que esta "baby idea" dé los primeros pasos. ¿Por qué? Porque encontrarás limitaciones antes que posibilidades. Las limitaciones serán algo como: me gustaría hacer esto, pero he investigado y no es tendencia, no sé si funcionará, ya existe algo similar, ya hubo algo similar y no funcionó (bueno, el primer smartphone tampoco funcionó), voy a ver qué están haciendo los otros, no tengo garantías de que vaya a gustar, y... etc.. (Mercado). Ejemplo simple: te apasiona escribir y quieres empezar un blog sobre un tema que, también, te apasiona. Si antepones la audiencia a tu idea, a lo que te apasiona, el proceso será algo como esto: a) Investigas los temas que más atraen a la audiencia, TU tema no está entre los "hot toppics", piensas "a nadie la va a interesar". b) Visitas blogs de temáticas similares, no tienen "éxito" (y hello, no muchos lo tienen al principio). Piensas, de nuevo, nadie me va a leer. Fin de la idea. Al hacer todo esto antes de, tan solo, escribir un primer artículo, no te has dado la oportunidad de expresar el tema a TU manera. No sabes si va a funcionar. No has siquiera desarrollado lo que te gusta hacer (en ese caso, escribir).
Ejemplo a lo grande: cuando Steve Jobs pensó en el iPhone. No tenía garantía de que fuera a gustar a todo el mundo. Ni siquiera de que gustara a alguien. De hecho, ya había otros Smartphones en el mercado, que no habían logrado despegar. El primer smartphone de pantalla táctil lo creó IBM en 1994. Sí, 15 años antes que el iPhone, Si este hubiese sido su punto de partida, si hubiera pasado su idea por el filtro del mercado, habría abandonado el proyecto. Pero, él estaba enamorado de su idea: un iPod, un teléfono y un dispositivo conectado a internet, todo en un mismo producto. Y un diseño impoluto desde su punto de vista.
La audiencia no sabe lo que quiere. La audiencia solo sabe lo que ha visto antes.
En muchos casos, la audiencia no sabe lo que quiere, al menos, a nivel consciente. Volviendo al ejemplo anterior: la audiencia solo sabia quería el mejor móvil que pudiera tener, pero no sabía cuál, ni cómo era. La audiencia también conocía, en el mejor de los casos, otros smartphones. Lo que Jobs ideó y posteriormente lanzó, no fue, de ninguna manera, 100% nuevo. Sobre lo que ya existía, creó algo distinto, pero sobre todo, creó algo en lo que él creía. Algo con características que él consideraba novedosas. Pero, la gente no sabía que las quería, la audiencia, solo sabía, lo que había visto antes.
Disclaimer: con todo esto no quiero decir que ignoremos totalmente el mercado, que los insights no sirvan, que ignoremos las tendencias, significa no obsesionarse con esto desde el minuto cero.
La audiencia viene en último lugar, tampoco implica olvidar el sentido común. Digamos, mi inspiración me dice que invirtamos 2 millones de dólares en una tienda de ropa de verano en Antártida. Criterio e inspiración pueden ir de la mano. Tampoco digo que, como comunicadores, o emprendedores, o líderes, no pensemos en la audiencia.
Conclusión.
Lo que nos comparte Rubin que a la hora de crear, demos espacio a la creatividad sin obsesionarnos con el resultado final, ni con lo que ya existe, ni con lo que ha fracasado en el pasado.
Si hay algo que quieres hacer, que te inspira, que sientes que hace sentido y que (quizás) puede marcar una diferencia, al menos, des el primer paso. Y para dar el primer paso, no podemos sofocar nuestra idea antes de nacer.
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